Muchas han sido las actividades organizadas desde la Diócesis de Coria-Cáceres, en esta "Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2019". Formación, información y sensibilización que continuaremos los 365 días del año.
La meta es la unidad, la
oración es el camino
Crónica de la SOUC 2019
Del 18 al 25 de enero hemos
celebrado la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (SOUC) en
nuestra diócesis repleta de momentos de oración y de encuentros ecuménicos.
Quizá no somos conscientes del gran paso hacia la unidad que el Espíritu Santo
ha impulsado a dar los cristianos divididos en diferentes confesiones. El
segundo milenio de la historia de la Iglesia se ha caracterizado por las
divisiones (siglos XI y XVI), pero a lo largo del siglo XX hemos comprendido
que el escándalo de la división obstaculiza el anuncio de Cristo al mundo y así
hemos iniciado el tercer milenio buscando la unidad: oramos juntos, dialogamos
para superar las diferencias, colaboramos en la búsqueda de la justicia y de la
paz… Nos reconocemos hermanos: la “fraternidad reencontrada” es el gran fruto
del ecumenismo, como dijo san Juan Pablo II.
Hemos vivido una intensa semana
tratando de llevar el espíritu de oración por la unidad de los cristianos a
lugares significativos de la diócesis: el Seminario diocesano (18 de enero), la
capilla de la Adoración Perpetua (19 de enero), la Eucaristía de jóvenes en la
Ermita de la Paz (20 de enero), la Catedral de Coria (21 de enero), los
monasterios de vida contemplativa (21 y 23 de enero). La oración es el primer
medio para alcanzar la unidad, pues el mismo Jesús oró por la unidad de sus
discípulos en la Última Cena (Juan 17). La Celebración Ecuménica del día 25 de
enero en las Hermanitas de los pobres ha sido el momento culminante de oración,
presidida por nuestro obispo, un pastor protestante y un arzobispo ortodoxo.
Junto a la oración, se han dado charlas de formación sobre el ecumenismo (22 de
enero en Alcuéscar) y hemos compartido experiencias de caridad en favor de
inmigrantes y refugiados (24 de enero, Centro Ágora Francesco). Toda ha sido
posible gracias a la pasión de la unidad del equipo diocesano de Relaciones
Interconfesionales. Les damos la palabra para que nos cuenten momentos claves
de la SOUC.
“Taizé es sinónimo de una
experiencia de sencillez, reconciliación y apertura a Nuestro Padre. En esta
SOUC hemos vivido esto en las oraciones ecuménicas de Taizé de Coria y Cáceres,
con una participación grande y muy bonita. Queremos dar las gracias por dos
experiencias llenas de bendiciones. Tanto las hermanas del convento Madre de
Dios como los hermanos de la iglesia de Santo Domingo nos han dado una acogida
muy especial y además hemos contado con el gran apoyo del Seminario Diocesano. Te
esperamos en las futuras oraciones de Taizé con una infusión y una sonrisa”.
El martes 22, como
venimos haciendo desde hace varios años, en ese
deseo de caminar juntos, acompañando a las diferentes comunidades parroquiales
y al resto de la Diócesis con esa actitud de
“iglesia en salida” a la que nos invita el Papa Francisco y que también ha
recalcado nuestro XIV Sínodo Diocesano, nos desplazamos a Alcuéscar para
celebrar una Eucaristía en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. A
continuación, y con el fin de dar a conocer qué es el ecumenismo, cuál es su situación actual en el mundo y cómo podemos
colaborar en todo lo relacionado con la Unidad de los cristianos, el Delegado
de Relaciones Interconfesionales D. Rafael Delgado, impartió un Taller de
ecumenismo en el salón de la casa parroquial. Los asistentes pudieron
conocer, de una forma sencilla y didáctica, la historia, las diferencias,
aquello que nos une y tenemos en común y los grandes avances que se han dado en
los últimos cincuenta años que han permitido abrir puertas a la esperanza,
especialmente a través del ecumenismo espiritual (la oración) y de servicio (la
caridad). Se presentó también un resumen de las actividades que se realizaron
durante el curso pasado y, finalmente, se apuntaron
signos sencillos y concretos para mostrar y recorrer este camino de unidad en
los lugares en los que vivimos.
Al día siguiente, tuvimos
un encuentro de oración con las religiosas contemplativas de Cáceres, dirigido
por el sacerdote D. Florentino Muñoz. En su reflexión, indicó que es Cristo el que nos reúne en una sola comunidad de
hombres y mujeres, de niños y ancianos. Cuando los cristianos están divididos,
entre confesiones o en el interior de una misma Iglesia, el mensaje del
Evangelio se oscurece. “El Señor nos pide
unidad; el mundo, desgarrado por tantas divisiones que afectan principalmente a
los más débiles, invoca unidad”. El Espíritu
Santo nos lleva a franquear las fronteras y a unir a los que están separados.
El dinamismo del Evangelio se revela sólo cuando estamos juntos y esta es la meta precisa que tiene el ecumenismo.
“El día 25, fiesta de la
conversión de S. Pablo, finalizamos el Octavario por la Unidad de los
Cristianos en la Residencia de las Hermanitas de los Pobres, primero con una
charla de D. Nicolaos Matti, arzobispo de la Iglesia Siria ortodoxa de
Antioquía. Nos expuso la dolorosa situación de los cristianos en Oriente Medio,
que ante tanto sufrimiento por el que están pasando, mantienen su fe en
Jesucristo dentro de una gran paz interior, aunque a muchos de ellos no les ha
quedado más opción que huir de su propia tierra con la tragedia personal que
esto supone.
Más tarde en la capilla tuvimos
la gran Celebración Ecuménica de la Semana presidida por el arzobispo D.
Nicolaos; D. Mariano Arellano, pastor de la Iglesia Evangélica Española y
nuestro obispo D. Francisco. En ella desarrollamos el lema de este año, basado
en Deuteronomio 16, donde pedimos al Señor perdón por las faltas de amor
tenidas con nuestros hermanos de otras confesiones cristianas y fuerzas para
saber actuar siempre con toda justicia, promoviendo la dignidad de todas las
personas. Salimos emocionados de allí después de haber recibido la bendición
conjunta por parte de D. Nicolaos, D. Francisco y D. Mariano”.
Nuestra fe en el poder de la
oración nos hace estar alegres confiando en el que el Señor de la historia ha
acogido nuestra oración y estamos un poco más cerca de la Pascua de la Unidad.
Las palabras del profeta Isaías, escuchadas el domingo dentro de la Semana de
la Unidad, nos alientan a seguir en el empeño: “Por amor a Sión no callaré, por
amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su
salvación llamee como antorcha” (Is 62,1).
Rafael Delgado (Delegado de
Relaciones Interconfesionales)